Se trata de una receta original y diferente con la que salir de las típicas croquetas de pollo o jamón. Podemos prepararlas con calçots asados (que nos hayan sobrado de una calçotada) o comprarlos frescos y asarlos en el horno. De ambas maneras nos quedarán unas croquetas deliciosas. Y si, además, queremos darles un toque diferente podemos rellenarlas con la salsa Romesco y sorprender a nuestros comensales 🙂
Troceamos los calçots asados bien pequeños y los salteamos en una sartén con la mantequilla.
Añadimos la harina y dejamos que se cocine, vigilando que no se queme. Cuando la harina esté tostada, vamos incorporando la leche poco a poco, sin dejar de remover, hasta que espese. Salpimentamos y dejamos enfriar.
Una vez esté la masa de las croquetas fría, la pasamos a un recipiente de vidrio y la dejamos enfriar unas horas en la nevera.
Cuando la masa tenga la consistencia adecuada, damos forma a las croquetas. Las pasamos por huevo y pan rallado y freímos en abundante aceite caliente.
Servimos acompañadas de la Salsa Romesco Olivera d'Atenea.