Las gambas al ajillo son unas de las tapas más populares de nuestra gastronomía, junto a las patatas bravas, la tortilla de patatas o la ensaladilla rusa.
El secreto de nuestras gambas al ajillo «bravas» es añadirle un poco de Salsa Brava para dar más cuerpo a la salsita y que las gambas queden bien impregnadas con su sabor, así que a los que les guste apurar las cabezas disfrutarán con esta receta. ¡Prueba y nos cuentas!
Cortamos los ajos en láminas finitas y los sofreímos en una sartén con aceite, a fuego suave para que no se quemen. Cortamos las guindillas por la mitad, retiramos las semillas y las cortamos en trozos grandes por si alguien quiere retirarlas. Añadimos a la sartén junto con los ajos.
Mientras se cocinan las ajos y las guindillas, pelamos el cuerpo de las gambas y les dejamos la cabeza.
Cuando los ajos estén doraditos añadimos las gambas a la sartén. Damos unas vueltas y añadimos la Salsa Brava, unas dos o tres cucharadas, al gusto. Removemos bien para que las gambas se impregnen bien, cocinamos 2 minutos y retiramos del fuego.