Una de las salsas más famosas de nuestra gastronomía es sin duda el Allioli o Alioli, término que surge de la unión de las palabras «all» i «oli» = ajo» y «aceite».
Su origen se remonta al Antiguo Egipto donde crearon una emulsión con ajo y especias utilizada para dar sabor a los platos. Pero fueron los romanos quienes se apoderaron de la receta, introduciendo el aceite de oliva y la utilización del mortero para mezclar bien todos los ingredientes.
De allí, el allioli ya se extendió por Italia y por la Costa del Mediterráneo, por ser estas zonas muy ricas en la producción de aceite de oliva. Actualmente, el allioli que elaboramos en nuestro país es único y especial, ya que la consistencia es mucho más cremosa en comparación con el allioli que se elabora en otras regiones.
Y es que conseguir la textura perfecta del Allioli no es nada fácil. Esta se consigue con un delicado proceso de emulsión del ajo con el aceite. Una vez tenemos la textura deseada y el allioli bien ligado es el momento de darle el toque final con un poco de sal y de limón. Y finalmente lo envasamos en tarros de vidrio para conservar todas las cualidades y sabor del producto sin necesidad de añadir estabilizadores.
¿Quieres ver como envasamos nuestro Allioli?
Ahora que ya sabes cual es el origen de esta salsa de fama y reconocimiento mundial, te proponemos que juegues un poco con él. Cogiendo como base nuestro Allioli Olivera d’Atenea, elaborado con aceite de girasol, vegano y sin gluten, prueba distintas combinaciones para conseguir recetas sabrosas y diferentes. Ver recetas de alliolis de sabores.